La comunicación inversa del Gobierno (parte II)

Como suele ocurrir en ámbitos de pleno poder, a un error se lo continúa con otro aún más basto. El discurso (disfrazado de conferencia) que dio ayer, en nombre del Gobierno, el presidente Néstor Kirchner a raíz del fallo de la Corte de La Haya logró, unicamente, agravar el circuito comunicacional de todo el Estado y el de su oficina en particular. La tarea de responderle a la tapa de un medio impreso no es la mejor estrategia para un jefe de Estado. También es cierto que no es culpa del mandatario que todas las ediciones (mal) pronosticaran un fallo adverso de la Corte Internacional de Justicia. Lo que ocurrió fue algo tan simple como sencillo: no hubo información oficial y ante el silencio los medios "imaginaron" una posible condena. Ni más ni menos que eso.

En esta ocasión, los medios tomaron como referencia el contundente fallo de julio pasado (otro 14 a 1) cuando el mismo tribunal rechazó el pedido argentino para que se dictara una medida cautelar que detuviera la construcción de las plantas de celulosa. Este debate demuestra, una vez más, que relativizar la labor de comunicación institucional (o gubernamental, en este caso) es uno de los errores más graves de la Casa Rosada. Y si hubo euforia por el resultado final fue porque el mismo Gobierno se entregó, hace más de una semana, sin dar pelea.

Buscar una sandía en la góndola de los melones no es una tarea sencilla. En una sociedad altamente comunicada, guardar silencio es casi un suicidio. Mal que le pese a muchos, lo que sucedió ayer no fue producto de conspiraciones o campañas contrarias al gobierno. Fue, en síntesís, un grave error en la gestión de comunicación de todo el Estado (incluidas las Secretarías y Cacillería) que eludió el tema para minimizarlo y por ello terminó perdiendo credibilidad es este asunto. Porque el optimismo...también es una buena estategia de prensa.