LZ Press: La comunicación inversa del Gobierno

En este post se realizará un análisis imparcial en términos políticos de la estrategia comunicacional del Gobierno argentino...si es que la tiene.
Los juicios de valor por las decisiones que toma la administración del presidente Néstor Kirchner podrán evaluarse en otros blogs o sitios creados para ese fin. Esto viene a consideración porque en los últimos diez días el Gobierno perdió la sintonía y parece haber echado mano al manual de la "anti-comunicación" en lo que se refiere a su vinculación con la sociedad.
Con el transcurrir del tiempo, muchos mandatarios quisieron desconocer las enseñanzas de la historia y esto los alejó de la opinión pública y del barómetro de la sociedad. De este error fatal no se salva nadie...ni siquiera el Presidente de los Estados Unidos, sin dudas el líder que más poder y presupuesto maneja en todo el mundo.

De la muerte y del ridículo no se retorna jamás
Muchos gobernantes caen "presos" y quedan a merced de entornos (grupos de personas que no ven la realidad correctamente) que terminan destruyendo la imagen de quien los escucha. Quizás el caso más cercano en el tiempo sea el del ex presidente de España, José María Aznar, que también abrió el manual "anti-comunicación" y en menos de un mes perdió la bonanza de su imagen (léase poder) por malos manejos en la comunicación de Estado. El Muro de Berlín cayó...aunque muchos mandatarios no quieran reconocerlo. Las actuales "formas de difusión" nada tienen que ver con las que imperaban en aquellos tiempos. La desinformación como herramienta comunicacional ya no es un método válido en esta época de Internet, blogs, podcast y relaciones vía bits. ¿Y qué tiene que ver esto con el Gobierno? Mucho...porque nada aprendió, evidentemente, de los errores de las administraciones anteriores. La concentración de poder produce estas estocadas...el contrapoder. Los sobornos para sancionar la Ley de Flexibilización Laboral fueron el principio del fin del gobierno de la Alianza (no el corralito o la intangibilidad de los depósitos...esos actos fueron parte del corolario). Y en la retrospectiva...muchos presidentes argentinos perdieron imagen por comunicar algo incorrecto en el momento equivocado.

Ahora sí, julio de 2006: según un sondeo de mayo (argentinos en condiciones de votar en Capital Federal y GBA) de la consultora Fara & Asociados (vía La Hora de Maquiavelo), la imagen positiva del presidente Kirchner se ubica en el 54 por ciento (con una proyección del 57 %) y la aprobación de su gestión llega al 59 por ciento pasados tres años de gobierno. Los resultados son más que meritorios dado el disconformismo por el que se caracteriza la sociedad argentina. La relación entre la encuesta de mayo y el presente se da en otro aspecto que no tiene que ver con el porcentaje final de imagen pública positiva pero que tiene directa influencia en la proyección de ese "guarismo mágico" en el que siempre se fijan los mandatarios de todo el mundo, y los argentinos en especial. Según el mismo estudio, a la hora de evaluar la acción del gobierno, los ítems "derechos humanos" (castigo a militares involucrados en crímenes durante el último Gobierno de facto) y "política exterior" (lucha por la no instalación de papeleras en Uruguay, nacionalización de hidrocarburos, etc.) acumulan la mayor cantidad de respuestas positivas mientras que los conceptos "lucha contra la corrupción", "seguridad" y "justicia" son, según los encuestados, los aspectos negativos de la actual administración. La opción "lucha contra la corrupción" acumula un 52 por ciento de respuestas negativas y la materia "justicia" es el segundo ítem en la columna del "debe" con un 50% de votos negativos.
La lectura de la encuesta es más que sencilla y deja en evidencia que la sociedad tiene los ojos puestos en los temas que rozan la "institucionalidad" del país. Aprobó la acción en contra de las papeleras, también la medida que prohibió la exportación de carnes (para controlar su precio) y apoyó la creación de una empresa estatal de producción de hidrocarburos. Pero, más allá de eso, algo diferente ocurre en materia de seguridad y lucha contra focos de corrupción. Estos temas sensibles (en curva hacia la negativa) los pasó por alto el Gobierno y los últimos acontecimientos pueden potenciar una evolución negativa de la imagen presidencial. El proyecto para modificar la Ley de Administración Financiera (base del control del Presupuesto Nacional) con el fin de otorgarle facultades especiales al jefe de Gabinete (los superpoderes), la reglamentación (por ley) de los decretos de necesidad y urgencia (DNU) y la propuesta de reforma del Código Penal (reducción de penas ante los delitos) impulsada por el secretario de Política Criminal (Alejandro Slokar) son movidas equivocadas en el tablero de ajedrez de la comunicación pública actual. Acciones como estas le dan voz a una oposición que casi no existía y colocan a la sociedad en estado de alerta ya que este tipo de situaciones tienen una poderosa capacidad para configurar la opinión pública y modificar la coyuntura presente.
En la perspectiva de las relaciones públicas, las tres medidas sobre las que avanzó el Gobierno se ubican en el centro de la "preocupación popular" (seguridad, lucha contra la corrupción). Y tendrán influencias negativas en el contexto social y político. Ahora bien, más allá de los principios democráticos, ¿tiene sentido pagar un costo tan alto, en lo que a imagen positiva se refiere, para lograr las reformas antes mencionadas? La respuesta la deberán dar en la Casa Rosada.

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