Argentina: mucho fútbol y pocos negocios

La aventura de manejar los destinos económicos de un club puede tener dos finales según el país donde se ejerza. En la Argentina, por ejemplo, la posibilidad de mostrar ejercicios (balances) financieros anuales sin tinta roja parece convertirse, cada día más, en una misión imposible y el escarnio público está a la vuelta de la esquina para cualquier directivo que busque el éxito económico antes que el deportivo. En otras latitudes, con ligas sideralmente más competitivas y lucrativas, la buena performance financiera tiene una estrecha relación con la gloria deportiva. A fines de agosto, el diario español El Economista publicó algunos detalles sobre las alzas y bajas en las acciones de los clubes europeos que cotizan en bolsa y que, en su conjunto, forman el Dow Jones Stoxx Football (índice que abarca a los principales clubes de fútbol cotizantes). En la nota, de Jorge Zuloaga, se mencionaba el caso del FC Copenhagen, club propiedad de la empresa danesa Parken Sport y que logró la clasificación a la Champions League después de eliminar al Ajax de Holanda. Entre la múltiples referencias positivas, lo destacado del FC Copenhagen tiene que ver con la buena gestión llevada a cabo por la compañía propietaria. En términos locales, es como si Argentinos Juniors o Arsenal de Sarandí lograran el acceso a un torneo continental eliminando a uno de los equipos más poderosos del mundo. En Dinamarca eso se llama realidad...por obra y gracia de la excelencia en la gestión económico financiera. Bajo la dirección de Parken Sport, el club danés logró un alza en sus acciones (cotiza en bolsa) superior al 100 por ciento en el lapso de un año y consiguió duplicar sus ingresos en cuatro años. Para maximizar las ventas, la empresa explotó al máximo uno de los activos más preciados del club: el gran estadio ubicado en la capital del país. La utilización comercial del Parken Stadium reflejó ingresos extraordinarios, en cuenta corriente, y fue escenario de conciertos musicales, eventos sociales y hasta de carreras de autos.

El fútbol, como industria del entretenimiento, es uno de los negocios más rentables del mundo...la cuestión saber quién se queda con los dividendos y las ganacias de un "business" tan lucrativo. Y en esta coyuntura, la situación de la Argentina es un caso de estudio para los administradores más avezados. La liga local (torneos Apertura y Clausura de Primera división y ruedas del ascenso) es una de las más fanatizadas del planeta, con público de sobra que destina a este deporte un porcentaje considerable de su presupuesto económico. El fútbol es la competición más popular de la Argentina y el vínculo hincha-club está al tope en la escala de valores sociales. Bajo esta premisa, ¿puede no ser rentable el negocio del fútbol en el país? Claro que puede...y las respuestas a este fenómeno tienen directa relación con lo que ocurre, por ejemplo, en el caso del club danés. A principios del mes de septiembre el diario La Nación publicó, en su editorial, una preocupante reseña sobre la gran cantidad de clubes que se encuentran al borde del colapso financiero por la falta de ingresos. En la nota también se mencionaba que "hay una docena de clubes bajo la mira de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y en riesgo de sufrir procesos por infracciones diversas a la legislación tributaria vigente". Así las cosas, lo único cierto es que la pobreza de los clubes argentinos se debe a que, en casi todos los casos, la ganancia de este negocio cae en manos de intermediarios e individuos que se sirven de los clubes para provecho propio. El caso del FC Copenhagen es, quizás, el ejemplo inverso de lo que ocurre en la Argentina. Europa, y sobre todo Inglaterra, son el ejemplo claro de la rentabilidad que hoy ofrece el negocio del fútbol con contratos televisivos y de comercialización que se triplican anualmente. En la Premier League inglesa, 16 de sus 20 equipos tienen balances con superávit operativos producto, esto, del aumento de ingresos. Mientras tanto, el fútbol argentino vive "otra realidad" y en el reparto final de ingresos los clubes son perjudicados de cabo a rabo. La perversa dinámica del fútbol local obliga a las instituciones a exportar su materia prima (jugadores) para salir del ahogo financiero. Y en el medio, un conjunto de agentes y actores indirectos del deporte aumentan sus ganancias sin participar en la columna del "debe". Son los grandes "ganadores" de la industria del fútbol que comercializan el oro una vez que el mismo es sacado de las minas subterráneas. Son los que apuestan a ganador con riesgo cero y sin presupuestos que mantener.
En las ligas más competitivas del mundo la taquilla y los derechos de TV son la base de los ingresos de los clubes. En el extremo opuesto, la venta de jugadores se convierte en una variable mínima ya que ellos, los jugadores, son la "materia prima" y, por consiguiente, la atracción del espectáculo. Un buen plantel y un correcto resultado le permite al club aumentar sus ventas y acrecentar sus ingresos. Exactamente lo inverso se realiza en el país ya que el 47% de los ingresos de las instituciones deportivas proviene de la venta de jugadores (según un estudio de la consultora Deloitte, de hace dos años). ¿Y el resto de los conceptos (taquilla, abonos, alquiler de estadios, derechos de TV, broadcasting, merchandising, sponsoreo, agencias de turismo y viajes, giras comerciales, etc)? Al mínimo de su explotación...por obra y gracia de los mediocres dirigentes del fútbol argentino que no ven más allá de sus narices y que, por ende, no entienden la dinámica de un negocio que tiene bases sólidas y un futuro sin techo en lo que se refiere a la generación de ingresos. El fútbol en la Argetina es un negocio (¿?) casi informal con cuadros directivos tan pobres como los clubes mismos.

Joan Laporta, ¿el mejor presidente del mundo?

El Barcelona FC logró, en una década, reinventarse a sí mismo y posicionarse como uno de los clubes más populares del mundo. Desde el año 2003 los destinos del club catalán son regidos por Joan Laporta, uno de los más hábiles dirigentes del fútbol moderno quién logró su reelección la semana pasada.
Junto a las urnas repletas de firmas (logró casi 9000 adhesiones de los socios) el electo presidente dio a conocer un ambicioso plan tanto económico como deportivo. En la primera conferencia de prensa tras volver al club, Laporta aseguró que el conjunto dirigido por Frank Rijkaard "tiene posibilidades reales de ganar los siete títulos" que el equipo disputará en la presente temporada (Liga de Campeones, Liga local, Copa del Rey, Supercopas de España y de Europa, Mundial de clubes y Copa Catalunya). Y en el aspecto económico, manifestó que la intención del club es
conseguir ingresos por 400 millones de euros y, al mismo tiempo, "devolver toda la deuda bancaria" (de unos 68 millones de euros, aproximadamente), durante la temporada 2009/2010, y también de expandir la marca del club en todo el mundo.
Bajo esa premisa, se puso en marcha el "Plan Laporta" y se aseguró la continuidad en el plantel de Ronaldinho, la máxima figura del conjunto catalán.
Laporta, un abogado de 44 años, sabe muy bien cómo capitalizar los resultados obtenidos por el Barcelona y su imagen crece a pasos agigantados mientras otros presidentes tropiezan en las movedizas arenas del fútbol mundial (Florentino Pérez, Malcom Glazer, Roman Abramovich, entre otros). Durante la última elección, sus propios adversarios dentro del club no llegaron a juntar las 1804 firmas que se requieren para lanzar la convocatoria. Así las cosas, las 8994 adhesiones que cosechó el actual titular de la institución azulgrana bastaron para liquidar a sus opositores y asegurarle un período más al frente del poderoso Barcelona.
Varios hechos jugaron a su favor: en lo deportivo armó un equipo extra competitivo y logró la tan ansiada Liga de Campeones al derrotar en la final al Arsenal de Inglaterra. Sin ir más lejos, cuatro de sus jugadores (Puyol, Eto' o, Ronaldinho y Deco) se llevaron, por primera vez en la historia, los galardones otorgados por la UEFA a los mejores de la campaña pasada (cinco en total). Y en lo económico, el club catalán logró maximizar sus ingresos con un alza del 113%, tomando como referencia el año 2003, cuando Laporta inició su gestión al frente del Barcelona (€123 millones contra los €260 millones de la última temporada).
En esta coyuntura, no parece imposible el deseo de Laporta de conseguir ingresos por 400 millones de euros a partir de la próxima temporada. Según un informe del diario Mundo Deportivo, desde que en la temporada 2003-04 la Copa de Europa pasara a denominarse Champions League la UEFA ha canalizado un total de 232.783.955 de euros hacia las arcas del FC Barcelona. Sin embargo, la captación de dividendos de la institución blaugrana mejorará ostensiblemente a partir del año 2008 gracias al nuevo acuerdo que la directiva cerró con la empresa televisiva Mediapro, que pagará más caros los derechos de TV del equipo catalán.
El éxito financiero del club tiene nombre y apellido: Ferran Soriano. Desde su puesto de gerente financiero, Soriano hace y deshace con sus propias convicciones y fue quizás uno de los artífices del éxito actual. Bajo esta premisa trató de comercializar la camiseta del club, hecho sin precedentes que hubiera motivado la caída de cualquier directivo, y expandió la marca "Barcelona FC" a todo el mundo. Después de presentar el último balance económico (que le dejó al club beneficios por €33 millones), Soriano afirmó que "acá están los mejores resultados de la historia del club y gracias a ello somos uno de los clubes más acertados del mundo en materia financiera". Durante la misma presentación, el directivo anunció el próximo presupuesto que contempla ingresos por €300 millones, con gastos por 280 millones y un beneficio final de €20 millones.

Más allá de las previsiones y las cifras concretas, el Barcelona no es el club más rico del mundo y según la última edición del índice Deloitte Football Money League el club catalán se ubica en el sexto puesto, por debajo del Real Madrid, del Manchester United, Milan, Juventus y del Chelsea. Pero quizás aquí se da una verdad a medias ya que el conjunto español nunca cerró un acuerdo para sponsorear su camiseta, tanto en la liga local como en las competiciones internacionales. Esta política de mantener limpia la casaca azulgrana le quita al club catalán una fuente de ingresos para nada despreciable (de entre 30 y 40 millones de euros) y le otorga ventajas a sus rivales que tienen, en todos los casos, uno o dos auspiciantes en el frente de sus remeras oficiales. De lo contrario, el Barcelona estaría, sin dudas, entre los clubes más lucrativos del mundo moderno.
En este caso, Laporta apostó a la política y desechó la posibilidad de cerrar un acuerdo en el corto plazo. Quizás ese no era su deseo, pero con las elecciones a la vuelta de la esquina la carta jugada le renovó el crédito.
Sin embargo, para desterrar el mito Laporta sacó de la galera una alianza social que al club no le dejará beneficios económicos, pero sí de imagen y reputación. Instalado nuevamente en el sillón presidencial del Barcelona, Laporta confirmó el vínculo del club catalán con Unicef, el organismo de ayuda a la infancia que depende de Naciones Unidas (ONU). Bajo el lema "Barça, más que un club, una nueva esperanza global para los niños vulnerables", la alianza entre el club azulgrana y el organismo de Naciones Unidas incluye el compromiso del Barcelona de renunciar a un patrocinio comercial para lucir el símbolo de Unicef en la camiseta del primer equipo de fútbol. Nada es casual en las oficinas de la avenida Arístides Maillol y quizás Unicef sea el primer patrocinante (pago o no) de una larga lista de interesados en ubicar su imagen en el frente de la camiseta blaugrana. No por nada Laporta y todo su staff viajaron a China el año pasado para estudiar la oferta que realizó el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Pekín (ver nota anterior) y que finalmente no se pudo cerrar. Billetes al margen , el acuerdo con Unicef le brindará al club español la oportunidad única e histórica de vincular su figura a una organización de prestigio mundial presente a lo largo y ancho del planeta. Lo que no es poco dado que el crédito (retorno) en imagen le aportará al Barcelona valor (rentabilidad) a su marca más allá de la exposición mediática (VMP) que un contrato de estas características puede dar a sus partes. En principio, la alianza entre el Barcelona y Unicef tendrá una vigencia de cinco años y además de lucir el logo de la ONG en su camiseta, el club aportará a la institución un millón y medio de euros en ese lapso. Esto se suma a la "Campaña del Milenio", por la cual el Barcelona, a través de su Fundación, asegura una donación del 0,7% de sus ingresos ordinarios para causas benéficas. Aunque la base del acuerdo ya fue consensuado entre ambas partes, el lanzamiento oficial del mismo se vio demorado por el proceso electoral que se llevó a cabo en el club español. En consecuencia, la presentación pública de la alianza solidaria se realizará el próximo jueves 7 de septiembre en la sede de la ONU, en Nueva York. Además de Laporta y la comisión directiva catalana, estará presente en el acto Ann Margaret Veneman, la directora ejecutiva de Unicef a nivel mundial. Para el organismo esta sociedad es un tema prioritario y a modo de muestra vale aclarar que el propio Kofi Annan, secretario general de la ONU, recibió a la junta gestora del club en el mes de agosto, justo cuando se desarrollaba el conflicto entre la guerrilla terrorista Hezbollah y el Estado de Israel.
Aún no se sabe si el titular de la ONU estará presente el próximo jueves en el evento de presentación oficial...pero tarde o temprano la foto de Laporta con el máximo responsable de Naciones Unidas será publicada en todo el mundo. Mientras tanto, las nuevas camisetas ya están listas y el debut de Barcelona/Unicef dentro del campo de juego será el próximo 12 de septiembre, en el partido de la primera jornada de la Liga de Campeones, ante el Levski de Sofía (Bulgaria), en el mismísimo Camp Nou y con Laporta sentado en primera fila. Os haré ricos y exitosos. Y en eso está.


Foto: Barcelona F.C.