La incompetencia argentina
El mes pasado se difundió el ranking World Competitiveness Yearbook que elabora el centro de estudios económicos IMD. Lo singular de esta investigación es que, al contrario de otras similares, para la confección del listado de economías más y menos competitivas se toman como referencia 312 criterios donde se incluyen, entre otros parámetros, la eficiencia del Gobierno, índices de burocracia e infraestructura. Por todo ello, este análisis de 61 economías nacionales y regionales es muy esperado ya que refleja la competitividad a gran escala más allá de los sectores negocios. ¿Y cómo anda la Argentina? En plena época de Mundial...se puede decir que no clasificó. En el índice de este año el país quedó ubicado en la posición 55, superando sólo a seis naciones. El ranking lo lideró Estados Unidos que logró un resultado ideal de 100 puntos. Algo más atrás se ubicaron Hong Kong (96.9), Singapur (91), Islandia (90.2), Dinamarca (86) y Australia (82.5). Entre los países sudamericanos, Chile aparece en el puesto 24 (con 70 puntos), Colombia en el 40 (con 57.4) y Brasil en el 52.
Más allá de los números y las posiciones, la reseña del presente año hace referencia a la Argentina de manera terminante y el paper arranca con un título que es más que elocuente: ¿Economía fuerte, Gobierno débil? La minuta, firmada por el profesor Stéphane Garelli, explica que en muchos casos, más allá de la economía, los mismos gobiernos contribuyen al retraso de la competitividad. Y pone como ejemplos los comportamientos de la Argentina, Venezuela, Brasil e Italia. Sobre estos países, Garelli comenta que "no pueden superarse en varios frentes tales como los déficits presupuestarios, la deuda, los impuestos, la burocracia, etc. En algunos casos, como Venezuela y la Argentina, la economía todavía se desarrolla bien por razones externas, tales como los precios del petróleo o las exportaciones. Por otra parte, Brasil y México siguen siendo débiles en lo que se refiere a crecimiento".
Una economía intervenida conlleva, como lo demuestra el estudio, a la pérdida total de competitividad. Los subsidios a la ineficacia algún día van a terminar. Ojalá que no sea tarde.
---> WCY Overall Scoreboard (versión 2006)
Etiquetas: Actualidad, Economía
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