¿Fondo anticíclico? ¡Minga!
A partir de hoy la falta de posts será reemplazada con alguna que otra recomendación (siempre que valga la pena). En esta ocasión creo que es indispensable leer la columna que publicó Ricardo Arriazu, el domingo pasado, en Clarín. Arriazu es un gran economista y, además, es profesor titular de temas Macroeconómicos en las carreras de grado y posgrado de la Universidad Católica Argentina (entre tantas otras tareas que lleva a cabo en el ámbito empresarial y financiero).
En esta ocasión, Arriazu vuelve sobre un tema eternamente incompleto en este país (que nunca aprende las lecciones que le brinda la historia económica mundial) y se refiere al "famoso" fondo anticíclico, instrumento decisivo para limitar las corridas y los shocks financieros.
En el mercado local subieron (de 4 a 6 puntos) las tasas interés (vg. alquiler del dinero) y ya sufren las consecuencias aquellos que estaban negociando un préstamos hipotecario en cualquier banco privado. Por otro lado, los fondos de renta fija perdieron capital y los administrados por las AFJP's se redujeron 5,2 % respecto a fines de julio.
En este contexto, Arriazu avisa que la situación fiscal actual de la Argentina no es la ideal en un mundo que no se puede retocar tipo el INDEC. Compartimos este párrafo:
"La función de prestamista de última instancia en estos países está muy limitada si no se cuenta con importantes fondos anticíclicos fiscales. Al intentar salvar al sistema financiero, las autoridades monetarias terminan financiando la corrida. Los fondos anticíclicos limitan las corridas y permiten financiarlas. En caso contrario, la única solución es la licuación de los valores nominales mediante la devaluación de la moneda. La crisis asiática de 1997 es ejemplo de una crisis financiera generada por la ausencia de regulaciones financieras prudenciales y transformada en una crisis económica por un mal diagnóstico económico que atribuyó la crisis a un supuesto problema de competitividad".
La nota completa la pueden ver AQUÍ o en el menú de abajo.
+ REFERENCIAS:
Columna de Ricardo Arriazu (Clarín)
Etiquetas: Actualidad, Economía
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